Aunque al finalizar fiestas creo que no teníamos deudas, pues nos habíamos autofinanciado con una pequeña cuota, muchas horas de nuestro trabajo e ideas y un montón de favores de gente desinteresada que creía en nosotros ... las 5000 pesetas nos venían de madre.
Y no nos vamos a quitar méritos. La cuarentena de jovenes que acabábamos de dar un nuevo "aire" a las Fiestas de Amurrio, nos mereciamos un placer.
La familia que cuidaba el Centro, que vivía en el propio vetusto "hospital" también ya formaba un poco parte de nuestra historia. Nos prepararon una gran morcillada para cenar el sábado de 2 de septiembre. Así invertimos parte del premio. El apañado tocadiscos de vinilo y la música nos la consiguió alguno de los pocos privilegiados del grupo que tenía posibilidades o amigos. Con la tripa llena, se nos quitaron algunos miedos y se montó el baile "a lo agarrado", el guateque. Era como el mayor lujo, prohibido por la iglesia y el estado, que nos pedía y necesitaban nuestros cuerpos.
"A las 8 en el Centro: Gran Morcillada -Guateque, celebrando el primer premio. Acudimos 35 y dura hasta las 11". (de mi Diario).
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