Los dictadores no lo podían dictar y controlar todo. Nuestras pancartas del 67 para casi nadie pasaron indiferentes. Y para los más intransigentes y anclados eran por lo menos demasiado "atrevidas".
Como respuesta, el año siguiente cambiamos el "tono". Sin decir nada en palabras, una simple silla decía "demasiado" . Por su ambigüedad y libertad para interpretarla, cabían tantas opiniones como opinantes. Obtuvo casi tanto éxito como nuestro caserío andante, que merece otra entrada. Fue desde luego mucho más polémica de lo que esperábamos, pero no menos que lo que deseábamos. Era la protesta con el silencio. Y los que mandaban se cabrearon. Y los años siguientes teníamos que presentar al Ayuntamiento el boceto, autorizarlo... y a nosotros al menos nos controlaron su hechura.
Bueno, no fuimos del todo originales. Unos tales Dalí y Picasso se nos adelantaron varias décadas. Y nuestro casi coetáneo Miró nos superó... desde luego!
Pancarta del 68. Que cada cual opine... como entonce se juzgó. ¡Y Timoteo cerca... la autoridad vigilándonos! |
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