miércoles, 30 de mayo de 2012

EL BECERRO QUE NO MATE (16.8.72)

Seguían las becerradas llenando la plaza, Y este año hasta se trajo un "bicho" de Salamanca para las neskas. Los cuatro primeros salieron bravos y peleones y para el quinto no se atrevía nadie, desde luego las chicas no. Patxi, que no las pudo convencer y que  desde arriba de la grada le parecía poco más que una cabra, entró al trapo del "a que no sales tú a torearlo", bajó, se quitó la camisa y en camiseta de manga corta, pantalón blanco y sin gerriko ni txapela, pero sí con apargatas hizo lo que pudo. La tarde nublada oscurecía la plaza y la "faena" ya casi aburría. Un pinchazo  medio no fue suficiente. Los dos siguientes fueron peores. Recuerdo que el "sobresaliente de lidia" me animaba con el "muy bien chaval... ya lo tienes... queal siguiente ya cae"" Y le contesté... "es tuyo... que para eso te pagan". Y le dejé que trabajara un poco para poder vivir. ¡No estaba menos acojonado que yo!
Iniciando el descenso al ruedo taurino
Una vez más, aquello acabó con un evidente maltrato al animal. Más de otros siete pinchazos no hacían caer a la "cabra". El puyazo del matarife era la última  barabarie a la que tantas veces se recurría. Desde luego, con mi pequeña estatura, cuando me cuadré y con la espada en alto inicié los estocazos, sólo veía la cabeza erguida del bicho, pero detrás no había cuerpo para introducrire la espada mortal. ¡Sigo sin aprobar la Fiesta!.  

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